¿Esta es una persona que está saliendo de una sesión de quimioterapia ? |
Pocas dudas me quedan de que la ridiculez circense de Hugo Chávez es uno de los pilares de su popularidad. En algunos sectores de la sociedad venezolana, la informalidad presidencial es sinónimo de cercanía, un atributo de la personalidad de la gente “humilde” y “sencilla” que hace verdaderas todas las proclamas de “amor a los pobres” que nuestro caudillo catódico lanza regularmente. No deja de ser alarmante la rentabilidad política del populismo en Venezuela a pesar de todo lo vivido.
El liderazgo carismático del presidente se ha aprovechado de su anunciado cáncer para aglutinar además de sus incondicionales de siempre a un buen número de personas movidas por la solidaridad natural del venezolano, logrando desviar de esta manera la atención ante los síntomas elocuentes de un enorme fracaso de gestión que amenazaría su continuidad al frente del ejecutivo. Las últimas encuestas demuestran un reforzamiento importante de la popularidad del caudillo hasta el punto de traspasar holgadamente la barrera del 50% de aprobación popular.
Todo instrumento de medición de la opinión pública puede equivocarse al momento de hacer su “fotografía del sentir popular”, incluso por graves y deliberados errores metodológicos, pero centrarse en atacar a las encuestadoras cuando los resultados no nos gustan es evidencia de desesperación -en este caso entendible ante la gravedad del desastre nacional-, cuando todos sabemos que más de un año para las elecciones presidenciales es una eternidad en política y en países inestables como el nuestro los factores imponderables destrozarían cualquier previsión a mediano plazo. Así que como dijo Eleazar López Contreras, calma y cordura.
Pero lo que realmente asquea del espectáculo presidencial es la banalización de una enfermedad que le ha quitado la vida o amenaza con hacerlo a tanta gente que conoce perfectamente las consecuencias que generan las sesiones de quimioterapia en el cuerpo y en el estado de ánimo de los pacientes. Ver el paseo triunfal del presidente al salir del hospital militar y escuchar el bullicio que sus seguidores hacían a las puertas de un centro asistencial en el que había decenas de enfermos viviendo sus particulares dramas, es la denigrante demostración de que más que un régimen esto es un circo decadente.
Fervor chavista en los alrededores del Hospital Militar |
Las quimios presidenciales convertidas en carnavales de culto a la personalidad y sumisión a la figura de un líder mesiánico, quien cual Rey Momo encabeza caravanas de enfervorecidos feligreses, nos deberían generar verdadera angustia por el futuro de un país en el que una porción importante de la población renunció al deber de pensar por cabeza propia.
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