Sunday, November 27, 2011

Mi generación: de la decadencia al despegue


Siempre he vivido en un país en caída libre. Para aquellos que nacimos en la década de los 70, en pleno apogeo de la “Venezuela saudita” con Carlos Andrés Pérez en su primera presidencia (1974-78), nuestra evolución vital se dio en paralelo con la traumática irrupción de la inflación en la vida de la nación con la consiguiente pérdida del poder adquisitivo del Bolívar, la crisis de la deuda y las fluctuaciones de los precios del petróleo, con sus ciclos de expansión y recesión económica, además del incremento progresivo de la violencia criminal. Paradójicamente, somos hijos y nietos de las generaciones que disfrutaron de la etapa de mayor progreso social, crecimiento económico y optimismo de nuestra historia.

Los cuentos de aquellos años locos nos parecen crónicas fantásticas, fábulas de tiempos en los que entrar en la universidad era un simple trámite administrativo, al igual que escoger carrera; cuando los que organizaron guerrillas fueron perdonados, los adversarios políticos se toleraban y los homicidios vinculados a la inseguridad eran episodios poco frecuentes. Todo parecía posible: seguíamos recibiendo oleadas de inmigrantes de Europa y del resto de Latinoamérica atraídos por el prodigio de un país con cuatro décadas de crecimiento y modernización sostenida (1940-70), aunque algunos también llegaban huyendo de terribles dictaduras militares en sus países de origen. Estábamos en la antesala del primer mundo. Pobres ilusos.

Cuando nos detenemos en la década en que nací y sus peculiaridades, las pruebas del despilfarro y los excesos de todo tipo saltan a la vista, precisamente en momentos en los que el mundo desarrollado vivía convulsiones geopolíticas y estancamiento económico, nosotros importábamos güisqui y motorhomes. Es como haber nacido en una época que marcó un antes y un después en nuestra historia contemporánea. Para la generación a la que pertenezco la palabra crisis se nos hizo tan familiar que la asumimos como la letra machacona de la banda sonora de la decadencia venezolana de la que hoy escuchamos sus coros más tristes.

Aquel país dejó una impronta profunda en la memoria de los venezolanos que desde entonces vivimos la resaca de la cultura del derroche, la evasión y la irresponsabilidad de quienes se declararon “ricos” a pesar de las evidencias. Los espejismos de la abundancia ocultaron por algún tiempo la rémora de una deficiente cultura del trabajo auspiciada por un Estado grande, torpe y populista, empeñado en infantilizar a la población para dominarla. Era el auge del socialismo “chévere” de los que “robaban y dejaban robar”, que antecedieron a los rumiantes totalitarios que desde “la izquierda de la izquierda” se prepararon para capitalizar los fracasos de sus hermanos mayores, repitiendo exactamente los mismos errores pero con actos de intolerancia, dogmatismo y crueldad nunca antes vistos en democracia.


La unidad opositora pasará de ser una alianza electoral a una verdadera concertación 
Los que rondamos los 40 años de edad hemos pasado tres cuartas partes de nuestras vidas padeciendo el declive sostenido del país, ni hablar de los que hoy tienen 30, 20 o menos años.  La mayoría de la población venezolana es menor de 40 años y corremos el riesgo de que la experiencia vivida acabe por condenarnos a tener menos oportunidades y expectativas de progreso que las generaciones anteriores. Es momento de convencernos de que la única manera de tener resultados distintos es pensando y actuando de forma distinta y en el 2012 tenemos la última oportunidad de rectificar. No la dejemos pasar de nuevo, ya es tiempo de despegar.

Sunday, November 13, 2011

María Corina Machado: por todos y contra todos



Desde que apareció en la escena política venezolana una oferta electoral que se atreve a reivindicar al capitalismo para contrastarlo con el socialismo caudillista gobernante y la sempiterna socialdemocracia algo parece moverse en el escenario del debate ideológico nacional. María Corina Machado, diputada independiente en la Asamblea Nacional, ha logrado catalizar un debate que parecía muerto, precisamente por la postura dominante en la oposición democrática antichavista: un conglomerado de partidos mayoritariamente formados en torno al llamado socialismo democrático, algunos de los cuales hasta anteayer apoyaban a la revolución bolivariana en sus afanes hegemónicos.

Tan hecha está la dominación ideológica socialista en Venezuela que Hugo Chávez regularmente llamaba al debate a una fantasmal “derecha pro-capitalista” como un ejercicio de boxeo con su sombra que le ayudaba a darse ánimos y a subir la moral de sus conmilitones ante los desastres que no ha dejado de causar desde que está en la presidencia. Incluso Primero Justicia, formación política con excelentes relaciones con el PP español, se llegó a declarar por boca de su coordinador general, Julio Borges, como de centro-izquierda. Partido que cuenta entre sus filas con el candidato que hoy  domina  las encuestas de las primarias opositoras del próximo año (12 de febrero), el gobernador del estado Miranda,  Henríque Capriles Radonski .

Que en uno de los países con más socialismos por metro cuadrado, una inteligente y joven mujer se atreviera a utilizar como propuesta el concepto más denostado por la propaganda socialista dentro y fuera del país, a contracorriente del discurso políticamente correcto dominante, es un acto de coraje y arrojo que marcará un punto de inflexión en el país, gane o pierda los comicios para la escogencia del candidato único que enfrentará al caudillo socialista el 7 de octubre del 2012. Lástima que no se ha atrevido completamente con el término liberal que, aun cuando se desprende de sus declaraciones, le daría el significado completo a su filosofía de acción política, aunque también sirviría para la pertinaz propaganda negra comunista y su fetiche “neoliberal”.

Otro de los daños que nos ha infringido el chavismo en estos años es habernos enseñado a subestimarnos como sociedad, obligándonos a pensar que el populismo estatista es la única opción política viable en un país con unos alarmantes niveles de pobreza, como si para levantar a un enfermo deberíamos darle dosis menores del veneno que lo postró en la cama. La “izquierda” en Venezuela lo es todo: gobierno y oposición y las iniciativas de María Corina han generado una mezcla de desprecio, burla e indiferencia en el estatus quo de la clase política criolla que, por cierto, contrasta con la reacción de los más heterogéneos sectores de la sociedad que parecen estar comenzando a pensar que si después de décadas de socialismo de todos los tenores el país está como está, ya es tiempo de explorar opciones diametralmente distintas.

La tarea es colosal porque es cierto que la cultura política de un país no se cambia de la noche a la mañana, pero el influjo de una líder carismática, corajuda y hermosa no ha hecho más que despertar de su letargo a ese sentimiento libertario que anida en el corazón de los venezolanos y que estaba anestesiado por el omnipresente dogma socialista y su pretendido monopolio de la solidaridad, un sectarismo alimentado por fobias y bajos instintos que mantienen represada la fuerza creativa de la sociedad venezolana para andar el camino del progreso y la prosperidad de una vez por todas.

Delincuencia política común

El último episodio de este complicado proceso de renovación nacional que se ha abierto con las primarias opositoras y que demuestra los peligros que acechan a la sociedad democrática, es el que le ocurrió a María Corina Machado ayer sábado en la parroquia 23 de enero en Caracas, zona popular caraqueña cercana al palacio de Miraflores donde hacen vida abiertamente los “colectivos” revolucionarios pro-oficialistas más virulentos, apoyados con armas y recursos por el Estado venezolano y que se han convertido en una fuerza paramilitar de choque que mantiene secuestradas algunas zonas populares en las que se intenta impedir la legítima acción política opositora. Estos “guardianes de Chávez” son la versión venezolana de los “Tonton Macoutehaitianos del dictador François Duvalier (Papa Doc) pero con niveles de adoctrinamiento similares a los de Hamás o Hezbolá, grupos que juegan con la frontera que separa a la delincuencia común de la política y que al ver a la candidata haciendo campaña en su zona decidieron utilizar las balas como su único y predilecto argumento revolucionario.



Obviamente, si la hubieran querido matar lo podían haber hecho, pero lo que realmente buscaban era reenviar ese mensaje intimidatorio a la sociedad democrática que se sintetiza perfectamente en la frase popularizada por la desaparecida líder del radicalismo chavista, Lina Ron: “con Chávez todo, sin Chávez plomo”, así de simple.

A los socialistas de allá y de aquí

Lo llamativo de eventos como el sucedido en el 23 de enero no es tanto la nueva evidencia de la catadura moral de quienes hoy gobiernan, como la actuación de algunos que aspiran a sucederlos en la oposición. Las infamias que lanza el chavismo al calificar lo sucedido como un “autoatentado” con fines propagandísticos ha encontrado eco en esos sectores de la alianza opositora tan antichavistas como antiliberales, que se han encargado de calificar a la candidata de “sifrina” (pija), “hijita de papá”, “burguesita”, aduciendo que su opción no “huele a pueblo” porque no representa el paradigma del candidato ideal: hombre, joven, de izquierdas (filosocialista) y apoyado por partidos consolidados. Al momento de escribir esto sólo Leopoldo López, candidato a las primarias por Proyecto Venezuela y Voluntad Popular, se había solidarizado con Marìa Corina.

Para superar el populismo socialista primero tenemos que derrotar sus trampas retóricas y sus prejuicios clasistas, raciales y discursivos. María Corina no sólo se enfrenta contra un régimen delincuencial, lo hace también contra el inmovilismo ideológico de quienes en el bando democrático ven a la política como el arte de nadar siempre a favor de la corriente, por lo que la lucha por todos también es contra todos y aunque este esfuerzo no logre sus objetivos inmediatos, ya esta valerosa mujer nos está ayudando a cambiar de rumbo.



Saturday, October 01, 2011

Donde se gana o se pierde la democracia



¿Cómo se puede vivir sometido por una ideología y al mismo tiempo apoyarla en lo más profundo de nuestro corazón? Pues sí, es posible. En la  caótica Venezuela de Hugo Chávez la confrontación ideológica se reduce a cuál de los dos bandos representa mejor al socialismo “bueno”. De hecho, en el sector de los que se oponen al régimen son clara mayoría quienes todavía dicen con orgullo que ellos son los “verdaderos socialistas”, añadiendo siempre la coletilla de “democráticos” para diferenciar.

En el imaginario colectivo venezolano está tatuada la idea de que la riqueza no se genera sino que se reparte. La renta petrolera de la que mal vivimos nos convenció de que éramos un país rico con gente pobre que sólo necesita de un Estado dirigido por arcángeles especialistas en gerencia para ser felices y que los males del estatismo salvaje que hemos padecido desde hace décadas se superan con buena voluntad y poco más.

Por eso cuando Hugo Chávez se siente acorralado por la tozuda realidad echa mano de proclamas ideológicas que encuentran eco en amplísimos sectores de la sociedad venezolana, incluso entre aquellos que lo aborrecen. Esos encendidos llamamientos al debate con una derecha imaginaria (procapitalista) se quedan suspendidos en el espacio radioeléctrico sin que nadie de la dirigencia política opositora se atreva a recoger el guante para desmontar esa falaz “superioridad moral de la izquierda” en la que se apoya nuestra destructiva autocracia.

La dirigencia opositora se conforma con pasar de perfil en este debate porque o comparten los principios en los que se apoyan los chavistas o están convencidos de que a la demagogia sentimentaloide es imposible derrotarla en un país que hizo de cursis melodramas televisivos su otro signo de distinción cultural. Es más, justifican su deliberada omisión diciendo que lo que “quieren los venezolanos es que se solucionen los problemas concretos y no estériles debates ideológicos”.

Pero ¿Qué ha destruido el aparato productivo industrial y agrícola? No son acaso medidas que llevan la impronta ideológica del socialismo las que espantan inversiones privadas y confiscan empresas productivas para luego desmantelarlas en nombre del “bien común” ¿No ha sido el estatismo salvaje el que ha llevado a los servicios públicos al borde del colapso por desinversión, clientelismo y corrupción? ¿Tiene algo que ver la acción impune de un Estado que arrebata bienes privados con el auge de la inseguridad personal en el país?



Evidentemente las ideologías tienen efectos prácticos en la vida real y las malas ideas terminarán siempre generando malos resultados. Ya son décadas alimentando un Estado con signos de obesidad mórbida y una cultura política del poder como botín a repartir que nos ha corrompido de arriba abajo. Puede que haya sido la izquierda la que fundó nuestras instituciones democráticas, pero difícilmente podremos negar que su destrucción ha sido también cosa de izquierdas (socialdemócratas, socialcristianos y revolucionarios). Por ello pocos aspectos son más insólitos que la superioridad moral de destruir un país con buenas intenciones y pésimos resultados.

No soy de los que hace del ataque a nuestra oposición democrática un deporte intelectual, pero al monólogo ideológico de Hugo Chávez se le derrota enfrentándolo, no únicamente destacando contradicciones, sino especialmente contraponiendo ideas que desmonten el castillo de naipes en el que se apoyan los socialistas del siglo XXI.

La realidad que vivimos nos grita los argumentos, sólo falta quien tenga el coraje de lanzárselos a la cara al caudillo, porque conformarse con la inercia destructiva de sus delirios hará cada vez más difícil la posibilidad de recuperarnos. Es en los debates ideológicos donde se gana o se pierde la  democracia.


Sunday, September 11, 2011

11S: El Show Global de la Barbarie


Aquel martes 11 de septiembre de 2001 me encontraba yo en Barcelona (España) poniendo la mesa para comer en el apartamento en el que vivía, de espaldas al televisor que siempre encendía a la hora de almorzar (2:45 pm), cuando escuché la voz de Matias Prats, presentador del noticiero de antena 3, narrando lo que parecía un peculiar accidente aéreo. Llamé a mi padre que se encontraba en la cocina para enseñarle ese extraño espectáculo televisivo. Las primeras conversaciones fueron en torno al tamaño de la avioneta que se había estrellado en una de las torres, cuando repentinamente nos sorprendió la segunda explosión que nos hizo quedar completamente inmóviles ante el evento más estrambótico e impresionante que la audiencia global haya presenciado jamás.

En las primeras horas de esta tragedia, la profusión de informaciones igualmente alarmantes me hizo sentir algo que podría denominar como síndrome de ansiedad informativa, es decir, mientras más noticias escuchaba y leía más necesidad sentía de recibirlas. Era una vorágine de la cual me negaba a salir porque, como todo el mundo, sabía que era testigo de otro punto de inflexión en la historia contemporánea, uno que vería emerger una nueva amenaza totalitaria contra la libertad humana: el islamismo yihadista antioccidental.

Que golpeara entre otros lugares a Nueva York, una ciudad que sólo conozco en mis sueños pero que representa la Babilonia de mis valores, gustos y aficiones, fue especialmente duro. Recuerdo que pensé que en el futuro sólo una invasión extraterrestre, por inverosímil que parezca, podría superar el nivel de asombro al que llegamos todos esos fatídicos días de septiembre. El lado menos amable e inevitable de la globalización hacía su aparición en “primetime” para recordarnos que la maldad también es un fenómeno global.

Un nuevo milenio, una nueva guerra. En este caso en su forma más sucia y rastrera. Soy de los que cree que hasta las guerras tienen parámetros morales: cínicos, ridículos, insólitos, llámelos como quiera, incluso desprécielos si quiere, pero un ultimátum, una declaración de guerra, movimientos de tropas o portaviones al menos dan una oportunidad a las partes (siempre visibles e identificables), existe la posibilidad de rendirse como Francia ante la Alemania nazi, buscar refugio, escapar del conflicto o entablar negociaciones. El terrorismo no da segundas oportunidades, es una puñalada trapera, un acto de traición que ataca por la espalda sin previo aviso. Además, aunque las guerras generan bajas civiles, para los terroristas los muertos deben ser civiles, lo cual lejos de ser un mero matiz es un elemento definitorio, no son daños colaterales, son objetivos predilectos de su acción intimidatoria y chantajista.

A partir de ese momento, Occidente se enfrentaría a una guerra de carácter existencial, de esas que no se pueden perder porque de los que se trata es del largo enfrentamiento entre la civilización y una forma de barbarie que nos amenaza por su animadversión radical a los valores en los que afincamos nuestro ideal de progreso. Una utopía anacrónica que intenta imponernos el yugo de un califato mundial, el reino de la sumisión a un Dios restrictivo y agobiante que desprecia la libertad al grado de reglamentar cada aspecto de nuestras vidas por insignificante que sea.

En el enfrentamiento con la yihad internacional se han cometido no pocos errores, algunos han afectado duramente la superioridad moral de nuestra causa, otorgando victorias simbólicas a las fuerzas del terror con su mensaje estratégico: “ustedes que están tan orgullosos de sus valores, vamos a utilizarlos en su contra para que tengan la necesidad de cambiarlos hasta hacerlos irreconocibles”. Las detenciones ilegales, los interrogatorios "opacos", la alianza con regímenes oprobiosos, la invasión de la intimidad son métodos que sin duda nos hace ser peores de lo que quisiéramos, aunque para ser justos tendríamos que recordar siempre que el método del “vale todo” ya lo escogió el adversario ese 11S, un terreno fangoso y maloliente que se ha tenido que pisar. Los verdaderos dilemas éticos, por duro que parezca, se dan muchas veces entre lo malo y lo peor y en esta guerra no debe existir margen alguno para la derrota de las democracias.


Esta historia está lejos de acabar, pero la determinación de los terroristas para matar debe encontrase con la férrea voluntad de los demócratas dispuestos a dar la batalla en todos los terrenos en los que se plantee, la memoria de los caídos y el futuro de lo mejor de la humanidad así lo exige.

Friday, September 09, 2011

Las quimios del Rey Momo

¿Esta es una persona que está saliendo de una sesión de quimioterapia ?
Pocas dudas me quedan de que la ridiculez circense de Hugo Chávez es uno de los pilares de su popularidad. En algunos sectores de la sociedad venezolana, la informalidad presidencial es sinónimo de cercanía, un atributo de la personalidad de la gente “humilde” y “sencilla” que hace verdaderas todas las proclamas de “amor a los pobres” que nuestro caudillo catódico lanza regularmente. No deja de ser alarmante la rentabilidad política del populismo en Venezuela a pesar de todo lo vivido.

El liderazgo carismático del presidente se ha aprovechado de su anunciado cáncer para aglutinar además de sus incondicionales de siempre a un buen número de personas movidas por la solidaridad natural del venezolano, logrando desviar de esta manera la atención ante los síntomas elocuentes de un enorme fracaso de gestión que amenazaría su continuidad al frente del ejecutivo. Las últimas encuestas demuestran un reforzamiento importante de la popularidad del caudillo hasta el punto de traspasar holgadamente la barrera del 50% de aprobación popular.

Todo instrumento de medición de la opinión pública puede equivocarse al momento de hacer su “fotografía del sentir popular”, incluso por graves y deliberados errores metodológicos, pero centrarse en atacar a las encuestadoras cuando los resultados no nos gustan es evidencia de desesperación -en este caso entendible ante la gravedad del desastre nacional-, cuando todos sabemos que más de un año para las elecciones presidenciales es una eternidad en política y en países inestables como el nuestro los factores imponderables destrozarían cualquier previsión a mediano plazo.  Así que como dijo Eleazar López Contreras, calma y cordura.

Pero lo que realmente asquea del espectáculo presidencial es la banalización de una enfermedad que le ha quitado la vida o amenaza con hacerlo a tanta gente que conoce perfectamente las consecuencias que generan las sesiones de quimioterapia en el cuerpo y en el estado de ánimo de los pacientes. Ver el paseo triunfal del presidente al salir del hospital militar y escuchar el bullicio que sus seguidores hacían a las puertas de un centro asistencial en el que había decenas de enfermos viviendo sus particulares dramas, es la denigrante demostración de que más que un régimen esto es un circo decadente.

Fervor chavista en los alrededores del Hospital Militar
Las quimios presidenciales convertidas en carnavales de culto a la personalidad y sumisión a la figura de un líder mesiánico, quien cual Rey Momo encabeza caravanas de enfervorecidos feligreses, nos deberían generar verdadera angustia por el futuro de un país en el que una porción importante de la población renunció al deber de pensar por cabeza propia.
  

Thursday, July 07, 2011

El culto a Chávez como medicina y coartada

La adoración a Chávez como política de Estado está dando sus frutos

Jean-François Revel acertó cuando aseguró que “la primera fuerza que dirige el mundo es la mentira”; esa que cuando actúa la define muy bien el diccionario como: “decir lo contrario de lo que se piensa con intención de engañar” y que la propaganda socialista se esforzó en perfeccionar con artística maestría. El poder revolucionario de la mentira ha sido uno de los motores de los cambios sufridos por la sociedad venezolana en esta década que ya parece un siglo. La elevación de los mitos populares al rango de políticas públicas ha dejado una sociedad extenuada de tanto fracaso, clamando al cielo por encontrar soluciones a unos problemas que se agravaron, vale la pena recordarlo siempre, por el capricho de la voluntad popular mayoritaria.

Demoler la democracia a través del voto no es un pecado inédito en la historia moderna, lo realmente peculiar de este proceso de destrucción nacional llamado revolución bolivariana ha sido la preeminencia de lo absurdo, de lo irracional, de lo virtual sobre lo real, en fin, el desprecio absoluto por la verdad. Una mentira esperanzadora no dejará nunca de ser mentira aunque los socialistas le llamen utopía.

Para un tercio como mínimo de la población no importan las evidencias del descalabro gubernamental si todo lo hicieron preñados de buenas intenciones, por eso después de 12 años aún mantienen su lealtad al caudillo. El chavismo ha logrado combinar sorprendentemente victorias electorales con fracasos de gestión clamorosos, haciendo del mantenimiento del poder su único y verdadero triunfo.

La recientemente anunciada enfermedad presidencial seguramente será convertida en esa historia épica indispensable para convertir la batalla de un solo hombre por su vida en una ca
usa colectiva, eso sí, acompañado por el aliento entusiasta de un pueblo que lo ama, o lo que es lo mismo: el culto a la personalidad como medicina. Por tanto, las tragedias cotidianas de una población desamparada ante el auge delictivo, el mal estado de los servicios públicos, la inflación y un largo etc., pasan a un segundo plano porque la salud Hugo Chávez debe ser la prioridad del Estado y de una opinión pública condicionada por el gran poder de fuego de un sistema de medios “públicos” al servicio de la exaltación del caudillo.


Momentos de la aparición en la que llegó a gritar eufórico: "viva Chávez"

Si ya la revolución ha sacado todo el provecho posible de la “herencia de la cuarta república” como excusa predilecta ante los problemas no resueltos, ahora la mala salud del líder llegó en buen momento para disculpar el hecho, por ejemplo, de que la misión vivienda Venezuela no pueda lograr el objetivo de 2 millones de casa en 6 años. No es la lógica matemática o económica sino la salud de Chávez la que hace imposible tamaño exabrupto. Toda crítica al enfermito y su gabinete será motivo de censura moral porque la solidaridad humana debe privar por sobre las apetencias de poder cuando es la vida del presidente la que está en juego, discurso que obvia el detalle de que la desatención de las emergencias  sociales pone en riesgo la vida de cientos de miles de compatriotas, como bien demuestra el sitio medieval a la cárcel del Rodeo, la criminalidad impune y la pésima calidad de los hospitales.

Las enfermedades individuales se pueden curar o no, en cambio las enfermedades sociales permanecen latentes haciendo daño a mucha gente hasta tanto no sean abordadas con efectiva voluntad. Las primeras pueden acabar o no con una vida, mientras las segundas condenan a la sociedad a una eterna agonía. 

Monday, July 04, 2011

El chavismo como “reality show”


He llegado a la conclusión de que estos 12 años de chavismo lo que realmente han sido es un “reality show” con casi 30 millones de espectadores cautivos. Nuestro “caudillo catódico” ha hecho las veces de protagonista solitario de una historia que narra el ascenso de un niño pobre que soñó ser pelotero (beisbolista profesional) y que la frívola torpeza de su sociedad puso en la más alta investidura republicana; para, entre otras cuestiones, administrar la etapa de más prolongada bonanza de precios del petróleo desde tiempos previos a la estatización de la industria.

Este lenguaraz personaje sintetiza las características del venezolano medio: es religioso cuando le conviene, tiene una sentida devoción por Bolívar, siempre ha creído que el problema en Venezuela es porque no le han dado a cada quien “su barrilito para vivir”, está convencido de que los militares están destinados a tomar las riendas del país, además de ser buen amigo de sus amigos y un genuino hombre de izquierdas preocupado por el destino de los pobres. Todas estas peculiaridades se unen a un voluntarismo a prueba de realidad, desprecio por las formalidades (en especial por las leyes) y un notable carisma personal.

Si los venezolanos hubiésemos hecho un casting no nos habría salido mejor para escoger a un personaje con tirón televisivo para una mini serie, una telenovela o un programa humorístico. Pero los azares del destino hicieron que este militar fuera investido de autoridad para comandar tropas y junto a sus compañeros de delirios se embarcó en una sangrienta aventura contra la institucionalidad de una democracia enferma. Su ascenso al poder es ya una historia mil veces contada.

Lo cierto es que los venezolanos pasamos de tener un presidente anciano y enfermo (Rafael Caldera) a un “showman” mesiánico que cambió de arriba a abajo la república para ponerla a sus pies, usando con notable efectividad  interminables peroratas televisadas que secuestran desde hace más de una década la atención de todos sin pedir permiso, puesto que su voz debe ser el sonido de fondo de la vida de sus compatriotas, de eso se trata la “hegemonía comunicacional “y el culto a la personalidad que define al sistema de medios de la revolución bolivariana.

Cuando los venezolanos logremos recuperar la condición de ciudadanos y dejemos de ser meros espectadores o televidentes de nuestro drama, la situación dejará de ser esta ópera bufa con tintes tragicómicos que es hoy.


Saturday, June 18, 2011

Que entre “Pranes”, “Coliseos” y “Brujas” no te veas

La angustia de los familiares ante la incertidumbre de la muerte

La masacre de la cárcel de El Rodeo, que se ha saldado con decenas de muertos y heridos, es el recordatorio de que o entendemos que los derechos humanos que nos protegen a nosotros son los mismos que deberían ser respetados a la población reclusa, salvo el de la libertad en el caso de los condenados o procesados muy peligrosos, o estaremos sentenciados a repetir cada cierto tiempo esta dinámica perversa de odio y violencia criminal.

Si existen lugares que ilustran mejor  que ninguno el desbarajuste nacional, esos son los penales venezolanos. Desde hace décadas el Estado ha sido incapaz de cumplir con los preceptos constitucionales que rigen el sistema penitenciario nacional por la misma mezcla de desidia, insensibilidad, mediocridad y corrupción, que ha convertido a nuestro país en objeto de estudio psiquiátrico por su imparable carrera hacia el fracaso continuado.

La violencia criminal en Venezuela ha dejado en esta última década decenas de miles de víctimas ante el estupor paralizante de todos, actuando con especial saña en las barriadas pobres de las grandes ciudades y llevándose consigo a jóvenes en edad productiva que están dejando una herida que no para de sangrar. La impunidad en delitos de homicidios llega al sorprendente 97% de los casos, de este dato se infiere tanto que la vida perdió todo su valor como que hay muchos asesinos acechando a los ciudadanos de bien.

Aquellos pocos criminales que han sido detenidos y sometidos a la justicia están en uno de los sistemas penitenciarios más salvajes, corruptos e inhumanos del mundo, sistema que parece haber sido diseñado por el mismísimo Lucifer, donde la insalubridad, el hacinamiento, la violencia en todas sus formas y el abuso de poder se encargan de inyectar dosis de odio cotidiano a los internos, que lejos de rehabilitarlos los transforman en seres despiadados y primitivos que multiplican por mil los peligros que la sociedad enfrenta cuando logran salir vivos de allí.

Muestra del brutal hacinamiento que padecen los reclusos
Estos “doctorados en maldad” se ven igualmente promovidos por un sistema judicial putrefacto, lento y vilmente corrupto que condena de hecho a personas a las que no se les ha probado su delito, es decir, constitucionalmente inocentes. La sola existencia de personas no condenadas nos debe indignar a todos porque a la infame presencia  de presos políticos debemos añadir también la  reclusión de aquellos que por falta de recursos, mala suerte y casualidad del destino se ven privados de su libertad como víctimas de las perversidades del sistema, o lo que lo mismo: presos de la política de indolencia estatal.

La inanidad de las autoridades ante este drama ha hecho que los penales sean dirigidos por los propios internos apoyados por una camarilla de funcionarios inescrupulosos que llegan a manejar sumas de dinero inimaginablemente altas. Los “pranes”, por ejemplo, son aquellos personajes que se convierten en jefes indiscutidos a través de la violencia, el dinero y la intimidación y que manejan los negocios de sus subalternos internos y externos, es decir, su ejército personal de protección que le permite ejercer su poder arbitrario sobre los presos y los miembros de su banda que continúan en libertad, respectivamente. Buena parte de los secuestros, extorciones y muertes por encargo que aterrorizan a nuestra sociedad son gestionados desde las distintas cárceles del país, según información aportada por los cuerpos de investigación criminalística.

Otra de las villanías retorcidas que se dan en los penales es la presencia de internos a los que les denominan “brujas”, hombres que por temor son sometidos a las más humillantes labores diarias que van desde la limpieza de letrinas, la elaboración de comida hasta el deber de satisfacer el apetito sexual de su “padrino”: aquel que se encarga de protegerlo de los demás como si se tratara de su “señora”. En muchas ocasiones los conflictos internos de toda índole se resuelven en los sangrientos “coliseos”, torneos en los que los contrincantes pelean a cuchillo para “matar una culebra” (solucionar un problema) rodeados de los demás presos que chillan y animan como en el antiguo circo romano.

Sin duda alguna que en el caso del sistema penitenciario venezolano cabe la manida frase: “no son todos los que están, ni están todos los que son”, por lo que la indiferencia del gobierno y la sociedad para solucionar los distintos aspectos que propician un drama que, además de avergonzarnos, debería motivarnos a exigir soluciones viables a corto, mediano y largo plazo, nos confirma lo enfermos que estamos como sociedad. Las mafias de reclusos existen sólo porque una mafia mayor de funcionarios y custodios se lucra obscenamente con todas sus actividades, esta es la prueba de que la corrupción también mata.


Saturday, June 04, 2011

Elección en Perú: el mal menor y sus garantes

Ganará el que menos miedo cause o el que mejor disimule
La clave de esta elección terminará siendo el nivel de compromiso que asuman los garantes de cada opción luego de que se sepa quién fue el favorecido por las urnas: Mario Vargas Llosa y Alfredo Bryce Echenique por parte de Humala y Hernando de Soto, PPK y Castañeda por el lado de Fujimori, habrán hipotecado todo su prestigio político a la labor de contener los impulsos antidemocráticos de quien tenga la responsabilidad de gobernar Perú los próximos años.

¿Cómo es posible que un país que lleva dos décadas de crecimiento económico esté tan cerca de “joderse” otra vez? El Perú, que elige entre “el cáncer y el sida” (Vargas Llosa dixit) en la segunda vuelta presidencial del 5 de junio, es uno de los países que ha sacado a más gente de la pobreza en la última década, éxito sólo comparable con el de su vecino: Chile. El dilema de escoger entre la hija de un condenado por crímenes contra los derechos humanos y un militar nacionalista contaminado con delirios étnico-políticos como el etnocacerismo (que también le vienen de familia), es el peor de los escenarios posibles para quienes intentan preservar lo logrado y perfeccionar la democracia peruana dentro de los límites del imperio de la Ley.

Las encuestas de la última semana nos dicen que la disputa será la más cerrada de la historia electoral peruana y la nación se encuentra en unos niveles peligrosos de polarización política que vaticinan una jornada electoral larga y tensa. Entre Keiko y Ollanta se juega el futuro inmediato de una nación que parecía haber encontrado el camino del sentido común para superar sus muchas rémoras.

Alfredo Bryce Echenique y Mario Vargas Llosa son los avales de Humala

Ahora mismo, no hay peruanos indiferentes ante el dilema mayor al que se enfrentan en esta elección: los fantasmas del legado más perverso del fujimorismo se mezclan con la larga “mano peluda” del chavismo continental, por lo que más allá de los discursos y promesas electorales de los contendientes, los ciudadanos deben establecer cuál de los dos es el mal menor, aquel al que se puede controlar de una manera más efectiva para evitar que el autoritarismo despótico se instale de nuevo.


La derecha peruana se aferra a Keiko por considerar a Humala un salto al vacío 

La metáfora pesimista que anticipó el escritor y Premio Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa de elegir entre el “cáncer y el sida” se ha materializado desafortunadamente y ahora toca tomar una decisión. Para el ilustre intelectual iberoamericano la opción es apostar por Humala y en ello se ha empeñado en las últimas semanas, destacando lo que padeció su pueblo en los tiempos del régimen de Alberto Fujimori, actualmente condenado a 25 años de prisión por crímenes contra los derechos humanos y corrupción.

No obstante, los peruanos recuerdan también el otro legado que dejó el fujimorismo en materia de seguridad y economía. Haber acabado con las bandas terroristas más fanáticas y sanguinarias de la región, Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru, pese a utilizar para ello métodos reñidos con el Estado de derecho, es un mérito que se le atribuye a Fujimori y a su siniestro asesor Vladimiro Montesinos. Incluso, hay quienes aseguran que esa guerra sucia contra el terror fue la que logró la victoria y sentó las bases para el crecimiento económico que disfruta Perú actualmente.

Abimael Guzmán tras las rejas es un símbolo fujimorista

Pero el precio que pagó este antiguo virreinato andino fue la corrupción más espantosa que haya conocido el país en su historia reciente. Con todo y que la deshonestidad política no la inventó el fujimorismo, Vladimiro Montesinos la convirtió en una verdadera política de Estado amparado por su jefe Alberto Fujimori.

Por su parte, el militar nacionalista, Ollanta Humala, quien irrumpió en la arena política peruana como los caudillos de siempre, es decir, mediante las armas y que en las anteriores elecciones se lanzó a los brazos del principal promotor de la dictadura del siglo XXI, el teniente coronel, Hugo Chávez, ha intentado dulcificar su mensaje diciendo que su lejanía a las tesis chavistas no es una impostura para engañar incautos. Incluso se ha esforzado por acercarse al símbolo de la izquierda democrática, el brasileño Luis Ignacio “Lula” Da Silva, haciendo juramentos solemnes de respeto a la democracia, la libertad de expresión y la economía de mercado.

Hay imágenes que persiguen como esta de Humala, Chávez y Morales hace ya algunos años

Para los venezolanos esas promesas nos parecen muy conocidas, ya que en las vísperas de su ascensión al poder, Hugo Chávez, también se declaró partidario de la “tercera vía” del laborismo británico que lideraba en aquel entonces Tony Blair.

Tuesday, May 31, 2011

33%

El culto a la personalidad condena toda forma de crítica


Este es el porcentaje de gente que cree en la promesa de construcción de 2 millones de viviendas en 6 años, según Datanálisis, sin importar la lógica matemática o los antecedentes de ineficiencia corrupta que el régimen chavista muestra sin pudor alguno con sus 284.328 “soluciones habitacionales” construidas en 12 años. Período en el que ha administrado una extraordinaria bonanza de los precios del petróleo, con recursos equivalentes a más del monto del primer rescate financiero que se anunció en EEUU con el estallido de la crisis inmobiliaria. Este dato se presenta a la opinión pública como la demostración de que “los venezolanos no son tan ingenuos” como para creer semejante disparate. Pero es que ¿Acaso el 33% de la población les parece poco?

Esta información me recordó los primeros años de gobierno chavista, cuando en otra encuesta el 35% de los consultados respondían afirmativamente a la proposición: “apoyo a Chávez haga lo que haga”, postura que se manifestaba en las movilizaciones de masas del caudillo televisivo con la consigna: “con hambre y desempleo con Chávez me resteo (comprometo)”. Por tanto, la comparación de ambos datos luego de casi una década de diferencia y con toda el agua que ha pasado bajo el puente de la revolución, evidencia que el núcleo duro del chavismo fanático se ha movido muy levemente a la baja, casi dentro de los límites del margen de error de toda encuesta.

No deja de ser sorprendente constatar que existe más de un tercio de la población que es inmune a la realidad, que se acurruca como un caracol en su concha cuando se enfrenta a las penurias del desastre al que ha sido sometida Venezuela en estos años de revolución. Muchos salvan la cuestión culpando sólo a la oposición de la imposibilidad de articular una propuesta atractiva para aglutinar voluntades dispares; otros a las dosis no menores de odio y resentimiento social que desde el poder han sido dirigidas, mediante el populismo más atroz, al sector más dependiente del Estado y vulnerable a sus tácticas de chantaje clientelar. Incluso a hay quienes hacen referencias al influjo mágico de eso que llaman liderazgo carismático.

Sin embargo, las preguntas más inquietantes que se desprenden de este dato son: ¿Cuántos de ese 33% están dispuestos a imponernos su manera de pensar a sangre y fuego? ¿Podemos recuperar la gobernabilidad democrática con un tercio de la población que parece despreciar la tolerancia? ¿De perder las elecciones estarían dispuestos a aceptar un cambio de rumbo? ¿Podrá una mayoría muy justa reconstruir una nación que la otra mitad se encargó de desbaratar? ¿Existe tanta gente partidaria de la dictadura? De las respuestas a estas preguntas está hecho el futuro de Venezuela, para bien y para mal.

Saturday, May 28, 2011

The Big Pep Machine


Wembley se encarga de canonizar a un equipo de genios insolentes con su segunda Champions en los últimos tres años y la cuarta de la entidad catalana a full color.

El FC Barcelona deleitó a los amantes del fútbol desplegando todas las cualidades que distinguen al mejor equipo que el mundo ha visto en décadas. Una generación de artistas liderados por un excelso Leonel Messi, han decidido dejar su impronta en el césped de la catedral del fútbol. Al Manchester United le ha tocado padecer lo mejor del juego frenético de un grupo de chavales que responden en el campo las interrogantes que los malos perdedores dejaron en el ambiente: El Barsa gana, enamora y sorprende porque son un milagro con el balón en los pies, así de simple.

La valentía de los dirigidos por Sir Alex Ferguson se estrelló con once jugadores en el máximo nivel de inspiración posible. Los ingleses no pudieron contrarrestar la velocidad de un balón al que sólo veían pasar por los pies de maestros correlones como Xavi, quién en el primer tiempo hizo una de sus geniales asistencias para que el letal Pedrito abriera la cuenta ante un Van der Sar estático y perplejo.
Sólo un error por exceso de relajación del Barsa le permitió a Rooney lograr empatar un encuentro en el que los diablos rojos apenas podían hilvanar más de tres pases seguidos. La superioridad de los blaugranas se confirmó cuando el genio de siempre, la pulga atómica rosarina, ese que llaman Leo, demostrara su gran olfato sacando un latigazo de media distancia que volvió al congelar al veterano portero holandés. Así llegó una ventaja que no volvería a perder jamás.
Tan brillante fue la actuación de todo el equipo que un David Villa venido a menos se encargó de marcar un golazo de esos que quedarán en la retina de los culés de todo el mundo que no dejan de multiplicarse con cada laurel logrado. Con este nuevo título de Champions, los catalanes pueden decir que su filosofía deportiva y estética consiguió lo que parecía imposible no hace mucho tiempo: concatenar belleza y resultados.
Ya Pep Guardiola entró con los dos piés en el pedestal de los técnicos más exitosos de la historia de fútbol. Pase lo que pase con él en el futuro no habrá quien intente manchar con injurias un legado que es más que deportivo, es ético y estético, es simple poesía en movimiento.

Wednesday, May 25, 2011

La Izquierda sin Derecha

La propaganda del socialismo del s. XX sentó las bases para la consolidación del chavismo


Si el socialismo real hubiera logrado la mitad de los éxitos que alcanzó su aparato propagandístico en la “batalla de ideas” del siglo pasado, hoy todos marcharíamos a paso de ganso, agradeciendo al “querido líder” o “padrecito de los pueblos” de turno nuestras miserables existencias. Se habría cumplido sin problemas la pesadilla orweliana de control total del Estado sobre los individuos. Afortunadamente, la economía es una ciencia y la inviabilidad del modelo terminó por condenarlo en buena parte del mundo

No obstante, Venezuela es un caso llamativo para observar y aprender de lo que le pasa a una sociedad en la que triunfan las ideas equivocadas. El sueño gramsciano de control de la superestructura (cultura, la educación, los valores, etc) como antecedente a la toma del poder político, mediante la acción militante y persuasiva de los intelectuales “comprometidos” con la revolución, se materializó mucho antes de la definitiva ascensión al poder de Hugo Chávez en 1999 y sin necesidad del uso de la violencia generalizada. Las universidades y los medios de comunicación fueron esenciales para convencernos del “bello” significado de la palabra socialismo, creando la hegemonía ideológica de la que se nutrió nuestro caudillo televisivo. Durante cuatro décadas, como mínimo, las aulas de las principales casas de estudios superiores sirvieron como fábricas de marxistas profesionales: técnicos, científicos y humanistas proclives a esta doctrina “salvadora” que, naturalmente, coparon los medios para divulgar la “buena nueva” de la redención definitiva de los pobres.
Mural revolucionario en una de las entradas de la UCV

Sabemos que esta situación no se dio exclusivamente en la academia y en los medios venezolanos ya que, con sus matices, este fenómeno también sucedió en muchos otros países, al fin y al cabo era una política global diseñada por el imperio soviético. La diferencia radicaba en el hecho de que Venezuela también cumplía con los requisitos estructurales de su economía: era un país organizado en torno al rentismo petrolero (mono-productor, mono-exportador y últimamente hasta mono-temático). El consenso forjado alrededor de la socialdemocracia fue tan amplio que se podría afirmar que fuimos, en tiempos de la guerra fría, una de las naciones económicamente más estatizadas fuera de la órbita soviética. Las diferencias en nuestra clase política dominante (AD-COPEI-MAS) se reducían al hábito de ir o no a misa. 

Tener a una sociedad subvencionada era una forma de mantenernos en una especie de adolescencia prolongada e irresponsable, privilegiando el consumo por sobre la producción, el derroche por sobre la austeridad, el oportunismo por sobre el mérito y la corrupción por sobre el trabajo. Este envenenamiento se encubrió tras el lenguaje de lo políticamente correcto, que es donde el socialismo ha cosechado sus mejores frutos, transformando la holgazanería en “afán de justicia social”, el clientelismo en “acción solidaria”, el despilfarro en “subsidio”, la pobreza en “popular” y el robo en “expropiación”.

El término “derecha”, por tanto, es otro que evidencia el triunfo de la propaganda socialista, al igual que el de “progresista”. El primero es la quintaescencia de lo humanamente condenable puesto que engloba a todos aquellos que dudan de la “superioridad moral” de la izquierda y, el segundo, es un ejercicio de alquimia lingüística sorprendente viniendo de personas que desprecian las libertades individuales y avalan experimentos totalitarios como los de la Cuba castrista, ejemplo de estancamiento y atraso.

Tan “de izquierda” es Venezuela que la gran mayoría de quienes se oponen al caudillo rojo, comparten muchos de sus prejuicios ideológicos contra esa economía de mercado que no se atreven a defender no vaya a ser que los etiqueten de “capitalistas”. “Chávez no es de izquierda”, “esto no es una revolución”, “Chávez es realmente de derecha”, “esto no es socialismo”, “yo soy de izquierda y Chávez no me gusta”, “esto es sólo el militarismo de siempre”, “Chávez es fascista”, etc, etc. Frases que se repiten sin cesar por gente que parece más preocupada por el prestigio de la izquierda y el mantenimiento del buen nombre del socialismo que por hacer evolucionar sus ideas, vistas ya las consecuencias desastrosas de su influjo sobre la vida y el destino de nuestra sociedad.

Los estudiantes parecen dispuestos a cambiar de paradigma

En definitiva, en Venezuela la izquierda se lo perdona todo, mientras la derecha intenta confundirse con el entorno para no molestar. Por fortuna, existe una tendencia creciente en las generaciones más jóvenes que apunta a una crítica más consistente de nuestra realidad político-ideológica, intentado recorrer los caminos diametralmente opuestos a los que nos llevaron a estar atrapados dentro de los límites de un discurso anacrónico.

Sunday, May 22, 2011

“Voto de censura” POPULAR a Zapatero en España



La derecha española (PP) logra una vital victoria camino a las elecciones generales del próximo año, mientras que la izquierda gobernante (PSOE) sufre la peor derrota en unas elecciones autonómicas y municipales de su historia. Bildu, izquierda proetarra, entran con fuerza en el País Vasco  e Izquierda Unida (IU) se beneficia del varapalo socialista. El centrista UpyD se abre paso como partido nacional

El Partido Popular español (PP) ha logrado una contundente victoria sobre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en las elecciones municipales y autonómicas celebradas este domingo en toda España. Más del 65% de los españoles convocados a las urnas ejercieron su derecho al voto en un ambiente de total civismo y tranquilidad.

Con este resultado va a ser muy complicado para Zapatero llevar su permanencia en el poder hasta 2012, puesto que la magnitud de la derrota puede ser interpretada como un verdadero “voto de censura” a su gestión, figura que en el régimen parlamentario español significaría la caída del gobierno. Sin duda alguna, la terrible crisis económica que sufren los españoles ha pasado factura al ejecutivo de un José Luis Rodríguez Zapatero, que aunque anunció que no se presentará en las próximas elecciones generales, ha cosechado una de las derrotas más duras de la historia democrática de su partido.

No obstante, los resultados también ratifican la esperada y fuerte irrupción de la izquierda pro-etarra de Bildu en el País Vasco y un repunte importante de Izquierda Unida en toda España, partidos a la izquierda del PSOE que se habrían beneficiado del desánimo de los votantes naturales de un gobierno en clara decadencia.

Esta victoria da un espaldarazo importante al líder del Partido Popular, Mariano Rajoy en su camino a la Moncloa luego de perder con Zapatero las dos elecciones generales anteriores. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre amplía significativamente su votación y el actual alcalde de la capital, el popular Alberto Ruiz Gallardón logró su tercera mayoría absoluta consecutiva.

En Barcelona, Convergencia y Unión, partido nacionalista de centro-derecha le arrebató el ayuntamiento de la segunda ciudad de España al partido Socialista de Cataluña, aunque tendrá que tener el apoyo del PP para poder gobernar.

Friday, May 20, 2011

El "Juicio Final" se demora


Hoy 21 de mayo de 2011, retomo el deber de mantener vivo mi propio medio de comunicación con este blog que alguna vez escribí pensando en que algún despistado lo encontraría como quien se tropieza con alguien en la calle y decide saludarlo. En el mundo digital las cosas no son así, de hecho, estos espacios toman vida sólo si tienen un editor dispuesto a promocionarlo de manera consecuente a través de la infinidad de vías que existen en el ciberespacio. Las redes sociales son un magnífico medio para hacerle saber a quienes te conocen que tus opiniones tienen un lugar en el que se extienden un poco más allá de los 420 caracteres de facebook o los 140 de twitter. Así que aquí estoy de nuevo, comenzando a escribir justo cuando estamos a la espera de que se concrete de una vez por todas la profecía del fin del mundo que un grupo de fervientes creyentes se ha encargado de esparcir por doquier con gran alarma y desplegando sorprendentes recursos económicos ¿Qué sería de los hombres sin la conciencia de su propia finitud? ¿Todo lo que comienza debería tener un final? Aunque en el momento que escribo estas líneas ya en Asia están por finalizar el día y nada que aparecen los espectaculares y masivos terremotos que acabarían con la humanidad. No obstante, los profetas del desastre nos advierten de que es un proceso lento que debería terminar el próximo 21 de octubre. Ya me extrañaba a mi tanta premura, toda destrucción requiere de mucha laboriosidad y tiempo, especialmente cuando hablamos de todo un planeta y de alrededor de 7 mil millones de personas. Aunque parezca absurdo, yo soy de los que cree que cada día que pasa nos acercamos más al final de todo, aunque me temo que poco tendrá que ver con las ruidosas versiones que sobre este asunto se han encargado de crear en Hollywood ¡Qué sería de la industria del entretenimiento ligero sin un argumento como este! @luisdesanmartin